A ti, querido amigo, por perseverar cuando de ayudarme se trata, por escuchar mis inquietudes, por entender mis situaciones, por el esfuerzo que te conlleva intentar ver las cosas desde mi punto de vista, por preocuparte de mi bienestar y de que sonría cada día, por hacer de mi, parte de tu intranquilidad, y simplemente protegerme… Gracias.
Eres el hogar, el refugio donde esconderse cuando el mundo me maltrate, eres el profundo lago en el que ahogar toda pena y pensamiento que me perturbe y el inmenso cielo donde elevar mis gritos y carcajadas, eres esa inquebrantable caja donde guardar mis secretos, eres fortaleza y mi reserva de esperanzas, eres mi reconocimiento de lo que hago bien y mi comprensión de lo que haga mal, eres razón de mi condescendencia y el ápice de todo cuanto quiero. Seguramente podrías conocer cada secreto de mi y aun así seguir queriéndome como lo haces, seguramente prefieras estar en otra parte y aun así estarás a mi lado, seguramente lucharás cuando lo cómodo sea abandonarme, seguramente habrán tiempos difíciles y te empeñarás en ayudarme, seguramente sigas cuando los demás ya se hayan ido y seguramente brilles cuando todo quede oscuro, y es que, sólo en la oscuridad se ve al verdadero amigo, sólo en el peligro se conoce al verdadero amigo y sólo en la nostalgia se siente al verdadero amigo.
Por comprenderme con una mirada, por echarme de menos cada día que no paso contigo, por intentar llevarme la contraria, por hacerme sentir único cada vez que bailo contigo, por incitarme a que sea yo mismo cuando estoy a solas con tigo, por mirarme a los ojos y escuchar todo lo que tenga que decirte, por empeñarte en escucharme antes de que haga ninguna locura, por mostrarme sin miedo que quieres que permanezca a tu lado… Gracias, querido amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario